La violencia de género es la primera causa muerte en mujeres de 15 a 44 años, por encima las guerras, los accidentes de tráfico o los distintos tipos de cáncer, trasciende culturas, niveles de renta y áreas geográficas y se produce en todos los países del mundo. No es un problema de personas adultas, los primeros síntomas se manifiestan en las relaciones de noviazgo con el control de amistades, amenazas, imposiciones sexuales, control del aspecto y de la ropa.
En la mayoría de los casos de violencia de género, las agresiones suelen aparecer de manera gradual, con unos primeros indicios, como el aislamiento, el control, agresividad o humillación, descalificación, antes de llegar a la convivencia que es cuando se manifiesta de forma más evidente.
Una vez dentro de una relación donde existe violencia de género a una edad temprana, es complicado salir de ella, primero la joven necesita darse cuenta de su propia situación, de las consecuencias de estar en ella, así como necesita admitir sin vergüenza y sin tapujos lo que está sucediendo, sin culparse por ello, aunque a veces para esta valoración puede faltar información o experiencia .Hombres y mujeres somos sujetos de los mismos derechos y obligaciones, somos iguales ante la ley, pero la realidad es muy diferente, actualmente siguen siendo miles las mujeres que viven cada día un infierno difícil de imaginar para alguien que nunca se ha tenido que enfrentar a él.
La violencia de género se encuentra anclada en la desigualdad y para acabar con ella hay que cambiar los valores sociales, culturales, los patrones y las conductas basadas en el dominio masculino y la falta de equidad entre mujeres y hombres. Este tipo de violencia no es responsabilidad de quien la sufre, sino de quien la ejerce, la solución no está en manos de la víctima sino de la sociedad en su conjunto, y aquellas mujeres que la soportan no responden a un modelo "único" (mujeres con pocos recursos y débiles), al contrario, cualquier mujer a cualquier edad puede ser víctima de la violencia de género.
Afortunadamente cada vez son más las mujeres que reaccionan ante el maltrato, las que denuncian, las que escapan de la violencia, y las que son capaces de decir no ante el primer intento de dominación, gracias a una Ley que las ampara, gracias a la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género.
Cada vez es mayor el rechazo social hacia el maltrato y el maltratador. La violencia sobre las mujeres ha dejado de ser algo de la intimidad de la pareja para convertirse en la conciencia de los ciudadanos como el problema social que es, que a todos y todas nos compete, y a la que le tenemos que poner freno.
Frente a la violencia de género no podemos ser neutrales, toda la sociedad es responsable y tiene que involucrase en la transmisión de valores, urge un cambio cultural en que no haya hueco para la violencia hacia las mujeres.
Desde JSE queremos hacer un llamamiento a una rebelión colectiva de toda la ciudadanía en la lucha contra la violencia de género, logrando así romper con la dinámica criminal que este año se ha recrudecido, más allá del elevado número de víctimas asesinadas, 60 mujeres y 4 niños y niñas. Alrededor de un millón y medio de mujeres sufren violencia de género y se calcula que 800.000 niños y niñas lo sufren con gran intensidad en su entorno.
Por lo que detrás de estos datos se esconde la deplorable situación que viven muchas mujeres, entre ellas, muchas mujeres jóvenes.
El machismo ya no va a tener cabida en nuestra sociedad, y seremos los jóvenes los encargados de pintar los primeros trazos que nos lleven a una sociedad plenamente igualitaria. En la consecución de este primordial objetivo, está la lucha por la erradicación de la violencia de género, y esta lucha no se concibe si no es con la unión de toda una sociedad, hombres y mujeres, jóvenes y no tan jóvenes. Con estas premisas nace nuestra campaña, uniéndonos todas y todos para decir; “Vamos a acabar con la Violencia de Género en las parejas jóvenes”.
No vamos a permitir campañas vergonzosas, emprendidas por algunas personas, medios de comunicación y grupos ultra conservadores que descalifiquen a las mujeres víctimas de violencia de género, pretendiendo instalar en la sociedad la falsa idea de que la mayoría de las denuncias de maltrato que se presentan son inventadas, incluso existiendo datos que demuestran lo contrario.
No vamos a permitir que esta sociedad ponga en duda si una mujer está mintiendo ante una denuncia de malos tratos con signos evidentes del mismo. Tenemos que acabar con el “se veía venir” que en ocasiones escuchamos cuando una mujer es asesinada a manos de su pareja. Para ello, sólo hay dos vías posibles, el de la prevención y la educación.
La violencia de género es una realidad que nos afecta a todos y a todas, que implica a toda la sociedad, y por eso debe ser la sociedad en su conjunto la que luche contra ella.